sábado, 30 de abril de 2011

Esa no la vi.....


Los búhos no pueden mover los ojos y por eso su cabeza gira completamente,  digamos que prefirieron ver de noche, cazar, comer, que tener la “facilidad” de ver sin utilizar los músculos del cuello. Si pudieran mover los ojos, los nervios ópticos no serían tan sensibles para ver una rata a varios metros de distancia tan solo con la luz de la luna. ¿Será por esta “elección” que se les ha dicho sabios? Ojos grandes por lo general son signo de sabiduría, ¿será porque el que ve mas, mas sabe, mas sabio?
El ser humano tiene los ojos frente a la cara, no como los caballos, los pericos o los peces.  Al tener los ojos a los lados pueden ver un mayor rango de su entorno, un depredador cerca de sus colas, un asesino que se acerca por detrás.  Seguro por eso los humanos no tenemos capacidad para ver hacia atrás, no necesitamos protegernos mas que de nuestra propia especia. Tal vez los únicos humanos que necesitan protección detrás de la cabeza sean los profesores de secundaria.  Entonces los humanos solo podemos ver  con una amplitud de 120 grados. ¿Nos hace eso los menos sabios de todos? Si hay una frase sensata es la siguiente:  “El ser humano es limitado”  Con mis ojos limitados me he perdido de mas cosas de las que me gustaría pensar.
Bueno pero si me pongo a pensar solo de dos me puedo recordar. Una fue en mi casa, la otra en la calle. Lugar privado, lugar público.

Casa
Era una casa vieja, vieja pero remodelada, en términos humanos: con cirugía plástica, nadie le quita lo vieja pero reformada. Paredes recién pintadas de colores llamativos, muebles modernos, cocina nueva,  lámparas: algunas nuevas, algunas las originales. Lo que no se pudo disimular fueron los pisos, pisos de madera vieja decolorados por el sol, sucios ya de naturaleza. Era imposible esconderse en esa casa, hasta el gato era escandaloso, el leit motiv de la casa: el crujir de la madera.
Ya había crecido en esa casa, ya los sonidos extraños no me asustaban, ya la época de tener miedo había pasado. Me recuerdo de esos tiempos que tenía miedo todas las noches. Subir las escaleras a toda velocidad sin mirar atrás, saltar desde el piso hasta la cama por si había algo debajo de ella, no querer ver hacia la puerta entre-abierta por miedo de ver unos ojos luminoso. Odiaba tener miedo y no podía creer cómo la gente grande no lo tenía, pero llegó ese momento cuando uno cumple…no se cuantos años que de repente se le quita.  Llegó esa época en que la noche ya no representaba oscuridad.
Como ya era “grande” estaba en la cocina preparándome algo de comer, yo solo, algo sencillo. Terminé de prepararlo me senté en la mesa de la cocina y en la orilla de mi ángulo de visión me pareció ver algo así como un gato pasar. Me volví rápidamente, pero la racionalidad me hizo incorporarme a la “normalidad” de mi vida. No niego que si me quedé con algo de miedo pero dentro de lo manejable. Seguí comiendo y escuché la madera, los pasos en ella. El sonido se acercaba cada vez mas me volví los escuché, pasos, eran pasos, los había escuchado toda mi vida en esta casa. Pasos con zapatos de cuero, altos, bajos, de goma, tacones, pies descalzos. Eran pasos pero no sé de qué material, se acercaron casi hasta mi lado. Miré el piso junto a mi, cómo tratando de ver lo que estaba junto a mi, no vi nada. Los pasos tieron la vuelta por delante de la mesa y me rodearon. Cuando el sonido iba pasando por detrás de la silla, de nuevo me pareció ver la mancha del gato.
Nunca mas me pasó, siento que si mi vista hubiera tenido más ángulo de visión lo hubiera podido ver. Dice mi hermano que una vez el vió lo mismo, pero cuando volvió la vista (él si se atrevió a mirarlo directamente a los ojos) desapareció detrás de un sillón. Fuera lo que fuese, esa cosa sabía que los humanos solo vemos 120 grados y que nuestras cabezas son nuestra limitación.

 Calle
Era una típica calle, bueno no se si existe tal cosa como una típica calle pero era una de ciudad. Edificios de arquitecturas heterogéneas se levantaban desde la calle hasta 7, 8, 9, 10 pisos de altura. Todos los edificios con sus entradas, algunas mas grandes que las otras. Adentro de cada una sus ascensores, y de vez en cuando un portero al lado de los muchos timbres.
En la calle caminaban cientos de personas, y cuando digo personas me refiero a eso, de nuevo, heterogeneidad. Casi todas son un objetivo claro y hora exacta de llegada a algún lugar, y yo también, paso rápido y decidido en mi rumbo. Si hacemos un ejercicio mental, y nos ponemos a pensar en nuestra caminada de hoy, por las mismas calles de siempre probablemente solo nos acordemos de momentos que duraron segundos (si es que nada espectacular pasó), son como flashes de una realidad. La mente humana no retiene cada segundo de nuestro trayecto sino que, no se porqué, algunos momentos.
Bueno, yo iba por ahí miles de personas a mi lado pasaron y yo le pasé al lado a cientos de viejitos que llevan, naturalmente, una velocidad de otras décadas, tienen en sus músculos incrustados los aires de los 50s, 60s, que aunque épocas convulsas no tanto como las del siglo XXI. Viendo hacia el piso, aveces hacía la calle, a veces a los árboles o a las personas, yo caminaba mecánicamente. Nada muy claro quedó en mi mente de esa caminata.
En un momento especifico sin nada digno que ver y poner atención, en una entrada de un edificio pegado a su pared estaba un espejo que cubría toda esa pared. Es difícil de explicar pero yo iba caminando con los edificios a mi derecha, adelante mío una entrada a uno de ellos tenía ese espejo gigantesco, en ese espejo se reflejaba la pared contraria. Y por un segundo al acercarme rápidamente a esa entrada vi algo que me quedó hasta hoy. Era lo que talvez pudo haber sido la mujer mas linda que he visto en toda mi vida, pero de esa belleza que solo existe en la vida real y no en fotos o cine, la belleza que se siente y no solo se ve. Con su espalda apoyada a la pared parecía estar esperando a que le abrieran la puerta. Pero la velocidad con la que yo caminaba hizo que el reflejo de ella se perdiera. Naturalmente, volví mi cabeza para verla directamente y no a través de un reflejo. Pero no había nadie.
Por unos segundos pensé que probablemente no vi en la dirección correcta y por eso no la vi directamente, pero no pudo haber sido así.  Entonces puedo decir lo siguiente: la mujer mas linda que he visto en mi vida la vi solo por menos de un segundo. Pero, ¿la vi realmente? Es valido decir eso si fue solo un reflejo ósea su versión no-verdadera. Como dije antes, el ver solo el reflejo es lo mismo que haber visto solo una foto, osea que no la vi realmente, pero si existe y eso es mayor consuelo que decir que fue tan solo la imaginación.

El ser humano solo ve en 120 grados, y por eso se pierde de 240 grados de todo lo que sucede en su mundo.